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EL GOBIERNO REPRESENTATIVO EN COLOMBIA: ¿En crisis?

Por: David Felipe Osorio Méndez.

Profesional en Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia, y Magíster en Estrategia y Geopolítica de la Escuela Superior de Guerra.



“Del mismo modo que el gobierno representativo presenta a la vez aspectos democráticos y no democráticos, siendo estos últimos no menos esenciales que los otros, es capaz también de adoptar a lo largo del tiempo formas distintas y seguir permaneciendo igual”

(Manin, 2006)


La metamorfosis del gobierno representativo, escrito por Bernard Manin, plantea una tesis, en la cual, la evolución de la representación a través de diferentes formas de gobierno, es la consecuencia de los cambios en las dinámicas al interior de los principios del gobierno representativo, como consecuencia, lo que comúnmente se ha denominado “crisis de representación”, no es más que el paso de una forma de gobierno a otra y de nuevas dinámicas en la democracia. Esta tesis, está sustentada principalmente, en lo sucedido en el paso del parlamentarismo a la democracia de partidos. Inicialmente, el parlamentarismo se caracterizaba por la llegada al poder de personas pertenecientes a la élite, mientras que en la democracia de partidos se reconocían a los representantes como pares de la clase corriente y trabajadora, que a través de la disciplina del partido lograban llegar al poder. “(…) una serie de observadores de finales del XIX interpretaban el nuevo papel desempeñado por los partidos y los programas como prueba de la crisis de la representación. (…) poco a poco se fue percibiendo que si bien los partidos de masas habían provocado la defunción del <<parlamentarismo>> como tal no había sido destruido en dicho proceso: sus principios constitutivos (…) aún estaban vigentes”. (Manin, 2006, pág. 239) El autor menciona además, una posible “simetría” sobre lo que sucedió en su momento en el paso del parlamentarismo a la democracia de partidos y lo que actualmente se considera una crisis del gobierno representativo. Esta creencia está basada en una creciente independencia de los electores hacia los partidos, evidenciado en “las encuestas de opinión que muestran un número creciente de personas que se niega a identificarse con un partido existente (…). Cada partido solía proponer al electorado un detallado programa de medidas que prometía llevar a cabo si regresaba al poder. Ahora, las estrategias de candidatos y partidos se basan en cambio, en la elaboración de imprecisas imágenes con las que, sobre todo, presentan la personalidad de sus dirigentes.” (Manin, 2006, pág. 237) En Colombia, la situación no es muy alejada de la descrita anteriormente como crisis de la representación, en las elecciones se refleja que el voto no es consecuencia de una identificación de un partido en particular si no a causa de la identificación de un personaje, de un líder , este afirmación se puede corroborar con el caso del ex Presidente Álvaro Uribe Vélez, quien en 2002 con el Partido Liberal y posteriormente con el movimiento Primero Colombia, logra ser Presidente de la República no por representar e identificarse con un partido sino por ser un líder con unos claros objetivos, atractivos para el electorado y necesarios debido a la coyuntura nacional de la época. Este nuevo gobierno de representación, denominado por el autor como democracia de audiencia, abre el paso a una nueva discusión en torno a si ¿existe en Colombia actualmente una crisis de la representación? El presente escrito, realizará un análisis similar al que realizó el autor Bernard Manin, revisando de manera concisa cómo se aplican los principios del gobierno representativo en Colombia e identificar si existe una democracia de audiencia. El primer principio; elección de representantes: “(…) la confianza personal que inspiran los candidatos es un criterio más adecuado para la selección que la evaluación de planes de acción futuros. La confianza, tan importante en los orígenes del gobierno representativo, vuelve a asumir un papel central”. (Manin, 2006) En el caso colombiano según las cifras de latino barómetro, 2020. La confianza en los partidos políticos, que son quienes postulan a los candidatos, es bastante baja, con un 11% de la población que confía en ellos, siendo la institución peor calificada en el país, mientras que en el aparato legislativo –el congreso-, a donde aspiran llegar los candidatos postulados por los partidos, tiene un nivel de confianza únicamente del 14%, y como si fuera poco la confianza del Presidente de la República es del 35% y del gobierno en general del 25%. Se puede entonces observar que hay un grave problema con la confianza en los partidos (candidatos), y la institucionalidad política en Colombia, reflejando una grave crisis de representatividad en el país. Esto tuvo como consecuencia los sucesivos estallidos sociales (2019-2021) que expresaban una clara desconexión entre las instituciones del Estado y la sociedad civil.

El segundo principio, aborda la autonomía parcial de los representantes, como es el caso de los partidos cuyas listas para elecciones en su mayoría son cerradas no bloqueadas, lo que hace que cada candidato de estos partidos pueda tener una cierta autonomía de decisión dentro del partido y en el caso de ser elegido, tener una autonomía de decisión y de voto dentro de la corporación ya que está respaldado por los votos obtenidos en la elección que son más por él, que por el partido y tiene así una autonomía y legitimidad dada por la población. Este es el caso de los caciques o gamonales regionales elegidos por partidos como la U, partido Liberal, partido conservador, cambio radical etc.

El tercero, la libertad de opinión pública: “La percepción actual de los asuntos y temas públicos es menos homogénea o menos dependiente.” (Manin, 2006) Las personas no obstante pueden adoptar posiciones divergentes sobre un determinado tema. Cada vez hay más opiniones y posturas diferentes de la población frente a los temas políticos, y un solo partido no captura todas las ideas de una persona, por lo que la población busca varias alternativas hasta ver todos sus intereses protegidos. Es así como los ciudadanos buscan en varios partidos ver sus intereses reflejados dentro de la ideología del partido, y por ende se pierde la fidelidad en un solo partido, algo que se podría considerar como crisis de representación, ya que un solo partido no satisface las necesidades y opciones políticas de los ciudadanos.

CONCLUSION.


En conclusión, en Colombia existe efectivamente una crisis de representación. En primer lugar, porque los electores identifican y son más afines a un líder carismático relativamente autónomo e independiente del partido al que pertenece, que no a un partido con una ideología definida, esto en el caso colombiano porque hay una gran crisis de confianza y legitimación de los partidos políticos, aumentando como lo dice Bernard Manin en su libro La metamorfosis del gobierno representativo los votantes flotantes o desideologizados que más que ideologías definidas necesitan de un representante y vocero que solucione los problemas coyunturales que se le presenten a la población.

BIBLIOGRAFIA.


  • Latinobarometro, (2021). Informe 2021, adiós a Macondo. Recuperado el 12 de Diciembre de 2021 en, https://www.latinobarometro.org/latContents.jsp


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